
Una Policía con perspectiva de género
Marcela Figueroa, Subsecretaria de Desarrollo Institucional de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México
Cuando pensamos en la necesidad de que la Policía actúe con perspectiva de género, por lo general se hace referencia exclusivamente a cómo debe atender casos de mujeres, jóvenes y niñas víctimas de este tipo violencia. Y por supuesto que es así. El personal policial debe estar capacitado para poder atender, canalizar y asesorar este tipo de casos. Sin embargo, hay mucho más de fondo.
Un poco de historia reciente
Hay que recordar que para mayo de 2019, a tan solo 6 meses de haber iniciado la actual administración de la Ciudad de México, en ese momento encabezada por la Dra. Claudia Sheinbuam -hoy presidenta electa- la capital del país atravesaba por la peor crisis de inseguridad de su historia reciente. A esta crisis se le sumaron las manifestaciones feministas registradas en esos meses, sobre todo ante casos de feminicidios y posteriormente las convocadas contra presuntos casos de violencia sexual cometida por policías.
En esas semanas, el gobierno de la Ciudad tuvo continuas reuniones con organizaciones y colectivas que, entre muchas otras cosas, demandaban que la Policía actuara con perspectiva de género para atender los casos pero que también se implementaran medidas para sancionar al personal policial que resultara agresor.
En octubre de 2019, la Jefa de Gobierno designó a un nuevo secretario de seguridad, el Lic. Omar García Harfuch -hoy secretario virtual de seguridad a nivel federal- y en noviembre del mismo año audodeclaró la alerta de violencia contra las mujeres. La declaratoria incluyó 11 medidas de emergencia, dos de las cuales le correspondieron atender a la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC): profesionalizar a los cuerpos policiales con perspectiva de género y crear la Unidad Especializada de Género en la secretaría.
El diagnóstico
Tal como debe hacerse antes de implementar algún programa de política pública, la SSC inició haciendo un diagnóstico para saber las dimensiones reales del problema. En materia de capacitación se encontró que si bien, se habían dado muchos cursos de perspectiva de género al personal policial, estos no tenían objetivos definidos. El principal problema sin embargo, era que ninguno de los contenidos tenía vinculación con el resto de la currícula de formación y que tampoco estaban vinculados con el actuar diario del personal ni los problemas cotidianos que atiende y a los que se enfrentan cientos de policías al día.
En materia de diagnóstico institucional, se encontraron altos índices de acoso y violencia hacia las mujeres en la institución. Pero también, amplias brechas de desigualdad entre hombres y mujeres. Las mujeres ascendían menos que los hombres, eran menos reconocidas por acciones relevantes, no tenían acceso a capacitaciones especializadas y había pocas oportunidades de crecimiento laboral. Las mujeres tampoco existían en los grados policiales ya que todos estaban en masculino y aspectos tan básicos como la compra de uniformes o chalecos antibalas correspondientes a su fisionomía no las incluía. Un acto de violencia simbólica que vivían todas las mujeres que ingresaban a la institución era que se les obligaba a cortarse el cabello en casquete corto como los hombres.
Las medidas y los resultados
Con este panorama, la institución asumió que, de nada iban a servir cientos de cursos en perspectiva de género al personal policial si dentro de la institución no se trabajaba para garantizar una vida libre de violencia para las mujeres que ahí laboraban y que también se tenían que generar políticas para reducir la desigualdad estructural entre hombres y mujeres al interior.
De esta manera se diseñó el Plan de Desarrollo Policial con perspectiva de género que constó de 4 ejes:
Cambios normativo-administrativos. Se cambió la normatividad para incluir los grados policiales en femenino, así como un lenguaje incluyente y se incluyó el principio de igualdad de género para todos los procesos de carrera policial. Se adquirieron por primera vez uniformes y chalecos antibalas para mujeres y se construyó una estancia que funciona 24 horas, siete días a la semana exclusiva para el cuidado de los hijos de mujeres policías.
Acciones afirmativas en la carrera policial. Se incluyeron cuotas de género en los procesos para ascender, así como en los correspondientes a las condecoraciones y reconocimientos.
Modelo de profesionalización con perspectiva de género. Consistió en varios elementos como la transversalización de la perspectiva de género en cada materia del plan de estudios; la inclusión de formación especializada en la materia a través de un Diplomado en atención a víctimas y el ingreso de más mujeres instructoras, entre las principales acciones.
Erradicación de la violencia machista. Se consolidó la Unidad Especializada de Género para atender a mujeres -policías o civiles- que fueran víctimas de violencia en razón de género por parte de personal policial.
Como principales resultados se resalta un incremento en el ingreso de mujeres a la Policía que pasó de tener 21% de mujeres en su estado de fuerza total en 2019 a que actualmente este sea de 27%. También incrementaron las condecoraciones, que, en cinco años pasaron de 11% a 25%; los ascensos de grado de 17% a representar ya el 48% del total que se han dado en la administración y un incremento en mujeres en puestos de mando del 13% al 19%. Además, a la fecha se han atendido a más de mil trescientas mujeres víctimas de violencia en razón de género cuyo agresor es un policía y gracias a estas atenciones y a las investigaciones correspondientes se han sancionado a más de 500 policías, de los cuales 189 han sido destituidos.
Además, en marzo del presente año, el Congreso de la Ciudad de México aprobó modificaciones a la Ley orgánica de la SSC para reconocer a este nivel normativo a la Unidad Especializada de Género y para establecer el principio de paridad en la designación de mandos.
Conclusión
Aún falta mucho que hacer para lograr el objetivo de tener una Policía con perspectiva de género, que sea más equitativa y con igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Sin embargo, los resultados nos señalan que han habido avances sin precedentes. Se han establecido las bases para que la mejor Policía del país, la Policía de la Ciudad de México, se vuelva también la institución policial más capacitada en la materia y también la más equitativa, en donde las mujeres se puedan desarrollar profesionalmente en un ambiente libre de violencia. Sólo así, podremos seguir mejorando nuestra capacidad de respuesta y atención a las mujeres, jóvenes y niñas de nuestra Ciudad.
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